Paisaje
Eran las seis de la tarde cuando Catalina guiaba por la autopista y el atardecer se aparecía vestido de rosado. Miraba la escena enmarcada desde el parabrisas de su Jaguar negro, el mismo que había heredado de la abuela. Lo llevaba sin rumbo a 64 mph. Solo sabía que iba persiguiendo el atardecer. ¿Cómo carajos había llegado hasta aquí?, acabó por preguntarse.
Buscó a tientas con la mano pesada la cajetilla de cigarrillos en la cartera. Se llevó uno a la boca y lo prendió con el encendedor del carro. Soltó una humareda por el cristal a medio bajar y respiró hondo. De seguro Román ya se habría enterado, pensó. De seguro la llamaría en cualquier segundo, pero solo entró un mensaje de Laura. Se le cortó la respiración de tan solo ver su nombre y el tiempo se detuvo. Miró de vuelta el paisaje y entendió que esta vez estaba huyendo.